29 ago 2007

Las Cuentas Reales

El nacionalismo republicano catalán lanza las campanas al vuelo y celebra un éxito político por el nombramiento del interventor de la Casa Real. Sinceramente, pienso que pecan de ingenuos, pues este tipo de medidas pueden suponer una afianzamiento de la institución monárquica. Quizá , erremos al centrar nuestros esfuerzos en combatir la monarquía, olvidándonos de explicar el significado de lo que pretendemos: el advenimiento de una República moderna.

La creación del Estado republicano no se basa simplemente en la abolición de la monarquía, sinó en la creación de una sociedad en la que:

1.- Igualdad y Justicia sean piedras angulares. Cuando hablamos de igualdad nos referimos, sobretodo, a igualdad de oportunidades y de trato por parte del poder y las instituciones. En la actualidad nos encontramos en un Estado en el que se conceden oportunidades y tratos de favor a quienes son afines a la ideología imperante . El poder utiliza constantemente su influencia para favorecer a sus servidores. Esto conlleva la discriminación de los espíritus libres, privilegiados, capaces de alcanzar logros extraordinarios en todos los campos, artísticos, científicos, sociales, etc. Cualquier escritor sabe que es imposible publicar sin adcribirse ideológicamente a uno de los dos grandes grupos editoriales, cualquier pintor es consciente de que las mejores exposiciones están organizadas por instituciones gobernadas por miembros de un partido político. Antes de ayudar a cualquier genio incipiente, se tantea su ideología, y solamente se le apoya si ésta es afín. Los mejores hombres del país, los más inteligentes, deciden emigrar.

2.- Las oportunidades se otorguen a los más capacitados. Si no retenemos el talento, relegaremos el crecimiento económico a sectores cíclicos como la construcción. Dentro de poco se vera claramente el error garrafal que han cometido nuestros gobiernos al abandonar la industria a su suerte, escatimando los presupuestos de investigación y centrándose sólo en la construcción. Los jóvenes investigadores más sobresalientes se encuentran en la universidad trabajando como becarios por sueldos míseros y sin esperanzas de futuro, viendo el caso omiso que se hace del progreso científico. Sólo el amor a su tierra les retiene.

3.- Se dé prioridad absoluta a la cultura, el progreso y la ciencia. En su última columna "Los Placeres y los Días" dedicada a Eugeni D´Ors, D. Francisco Umbral escribía sobre la situación actual de la cultura: "los más eruditos recurren al Marca". Efectivamente el lema "pan y toros" de la dictadura franquista continúa vigente con alguna variante como "pan y fútbol" o la más actual de "pan y sexo". Ante la infinidad de distracciones que hoy tiene la juventud y la infancia, la sabiduría y el estudio quedan tristemente relegados sin que la educación consiga promoverlos.
Al poder no le interesa en absoluto cambiar tal situación pues se alimenta de la incultura del pueblo y la demagogía propia.

4.- Tras los valores anteriores se encuentre inmediatamente la prosperidad. Es ésta una actitud individual y colectiva a fomentar para que beneficie a todos los ciudadanos. Frente a la acumulación actual de riqueza por parte de las grandes fortunas, entre ellas la Casa Real, una educación para la prosperidad contribuirá a un mejor reparto. La presión que ejercen los grandes grupos empresariales y financieros sobre los gobiernos, para que se legisle y se ejecute según sus intereses, ha de cesar. La inversión del capital no debe provenir de la claudicación a sus intereses sino del atractivo de un país económicamente dinámico, con talento y porvenir.

5.- Se conserven los valores de la Transición. Incluso admitiendo, en nuestro caso con muchas dudas, el papel aglutinador de la Monarquía durante la Transición, no por ello tenemos la obligación de perpetuar la dinastía borbónica en la Jefatura del Estado, ni la dimisión de ésta ha de suponer la pérdida de los valores de aquella. La Transición es un logro de todos los españoles, superada con no pocas tensiones que hemos sufrido y superado entre todos; pero la Monarquía, minusvalorando a sus súbditos, la ha convertido en su baluarte

6.- Se admitan todas las ideologías pacíficas en un intento constante de que la vida política sea regida por el diálogo constructivo, la negociación provechosa, el pensamiento maduro. El panorama actual de crispación, demagogia, realidad virtual ("España va bien") , falsedad presente e histórica y pronóstico desastroso es fruto de una restauración forzada, heredera del franquismo que deliraba con la conspiración judeomasónica.
Me da la impresión de que el Rey pretende marcarnos un gol nombrando a un falso interventor de cartón piedra . De todos modos hay datos acerca de la fortuna que la Casa Real ha amasado en sus treinta años de reinado. No tardaremos en darlos a conocer en esta página.